sábado, 22 de enero de 2011
Nuestro primer beso
Me dijiste que salga y me largué con el corazón en la boca, presentía que todo iba a ser diferente. Nos sentamos en un viejo banco, en un viejo parque, donde los recuerdos penetraban sin asco mi mente dudosa. Charlábamos como si nada estuviera rozando el sentido de la razón, me sinceré muchas veces y hasta dije cosas que producieron tu pesimismo habitual; tocamos el tema que yo quería hablar, sin embargo todavía no podía expresarme naturalmente. Se hizo un poco tarde y ambos decidimos dejar para otra oportunidad eso que tantos años habíamos pospuesto. Antes de irte y con temor a que vuelva a pasar el tiempo, mi inconsciente hizo que mis manos te traigan hacía mí y pudiera dejarte tan cerca como para al fin besarte (y así sucedió). Caminamos un par de metros hasta parar un auto que me lleve a algún lugar, me abriste la puerta, me volviste a besar suavemente, cerraste y me dejaste con un suspiro interminable, con una sensación en el pecho inalcanzable, con ganas de verte aunque sea una vez más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)