sábado, 20 de abril de 2013

Llegaste vos


Me acostumbré al silencio, 
a luchar veinticuatro horas al día. 
Me acostumbré a la soledad,
y a callar las voces de mi autoestima.

Me acostumbré al rock,
a dibujar durante la madrugada.
Me acostumbré al negro, 
y a encontrarme amando sin ser amada. 

Me acostumbré al delirio,
a evitar llorar por amor. 
Me acostumbré al vacío
y a ser hija del rigor. 

Me acostumbré al enojo, 
a lastimar sin intención. 
Me acostumbré a callar
y a escapar de la obsesión. 

Me acostumbré a tanto, 
pero resulta que llegaste vos; 
cambiando el color de lo cotidiano,
con sólo prestarme tu voz. 

viernes, 5 de abril de 2013

¿Y vos quién sos para juzgarme?


Las personas suelen tener una mirada muy objetiva sobre nuestros defectos, pero acaso ¿se han puesto en nuestro lugar? ¿han luchado y manifestado sus ambiciones de la misma manera que lo hace uno mismo? Creo que cada persona hace de manera única lo que desea, y lo hace cómo puede, en el contexto que puede y con las herramientas que puede. 
Observemos, analicemos y hasta critiquemos el trabajo de los demás, ¿pero de qué forma? Con respeto, con delicadeza y sin tener que hacer uso de la falsedad; porque en eso está la grandeza del ser humano: En saber valorar el esfuerzo del otro, de la misma manera que se valora el de uno mismo.