viernes, 18 de noviembre de 2011

Introducción


Mirando el cielo prometió hacer algo que no acabase con su vida. Llegó a casa, abrió su placard con aroma a vainilla y comenzó a empacar; todos sus recuerdos no entraban dentro del bolso, entonces decidió llevar sólo los necesarios, sólo aquellos que la harían feliz en momento de duda. Fue hasta la habitación de sus padres y los observó mediante el pequeño destello de luz de Luna, luego de unos interminables segundos, se despidió en silencio. Trató de hacer el menor ruido posible, agarró sus ahorros, salió y cerró la puerta.
Escuchaba con determinación cada paso que daba, y a cada segundo esperaba que Dios le de una señal que la hiciera arrepentirse y volver a casa, pero él sólo la observó y dejó que siguiera. Compró un pasaje de ida a la ciudad: Buenos Aires la estaba esperando.
Subió al micro y recordó con claridad su cara, ella lo amaba tanto que tenía miedo de no poder soportarlo. 

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