lunes, 13 de febrero de 2012

Sin pasado, ni futuro


Al estilo de una típica película de Hollywood, le puse un dedo sobre la boca cuando él se ingeniaba para llenarla de pretextos, lentamente me senté sobre sus piernas y tomé con ambas manos su cara llena de preguntas. Lo observé, y sin decir nada, le prometí una gran parte de mí. Comencé con mis labios a rozar los suyos, pero una incontenible locura hizo repentinamente que lo mordiera y no pudiera dejar de besarlo con toda mi pasión a cuestas. Él se inclinó bruscamente, y tomando fuerzas, me levantó para llevarme a su cama; me recostó suavemente, recorrió mi cuerpo con su piel y sin pedir permiso, me hizo suya como jamás lo imaginamos.

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