jueves, 29 de marzo de 2012

Educación

Dentro de cincuenta años poco va a importar cuánta gente fue a la plaza, dará lo mismo quién ganó la batalla del rating este año, serán del olvido los bailes eróticos de Nazarena Vélez, los jugadores que no entraron en la lista para el mundial de Alemania, los legisladores que armaron su monobloque, y también El Código DaVinci.
Lo que, definitivamente, sí estará presente es aquello que se haya hecho hoy por la educación.
Dentro de cincuenta años probablemente Kirchner sea el nombre de alguna avenida en Santa Cruz, Macri sea un apellido que se lea en una placa del club Boca Juniors o del Congreso, a Carrió se la podrá ver sólo en fotos, a Ben Laden en una estampilla de correo privado de Medio Oriente y a Bush en una estatua en una plaza perdida de Texas.
Lo que sí podrá verse, en vivo y en directo, y será imposible no ver, es lo que hoy se haya hecho por la educación.
Dentro de cincuenta años usted y yo seremos un recuerdo, o un olvido, pero no lo serán nuestros hijos ni nuestros nietos: para ellos será este país mal educado o bien educado, según lo que hoy se haga por la educación.
Dentro de cincuenta años no quedará ni rastro del debate sobre si está bien o mal que un niño use celular, si Maradona se droga o  no se droga, si María Eugenia Ritó es mejor vedette que Emilia Attias.
Lo que sí podrá encontrarse en cada rincón del país son los rastros del debate que se necesita abrir hoy sobre la educación.
Dentro de cincuenta años no será más que un número lo que se invierte ahora en seguridad, no le servirá a nadie lo que se haya gastado en campañas políticas, no será ni recuerdo qué comportamiento tuvo la Bolsa este año o a cuánto cotizaba el dólar.
Lo que sí se notará visiblemente es lo que hoy se invierta para educación.
Dentro de cincuenta años usted y yo seremos el pasado, como lo serán Kirchner y Macri, Nazarena Vélez, Carrió y el autor de El Código Da Vinci, y María Eugenia Ritó y los jugadores del Mundial, pero no lo serán nuestros hijos ni nuestros nietos: a ellos les tocará un presente de país educado, según lo que se haga hoy por la educación.
Y quien haga hoy algo por ella, quien muestre verdadero interés y se ponga a trabajar ahora apasionadamente para mejorarla, extenderla, financiarla, multiplicarla, quien se desvele para que llegue a todas partes, para que nadie quede afuera por razones económicas o geográficas, para que tenga calidad y que la calidad sea gratis, quien entienda que un país mal educado es un país condenado a muerte, y modifique este destino, entonces su nombre no será del olvido: dentro de cincuenta años estará presente en todos los rincones del país, será recordado con admiración y respeto.
Y no será sólo estatua, o calle, o foto, o estampilla. 

Mex Urtizberea

sábado, 24 de marzo de 2012

A la realidad

Mientras dejo mis errores de lado, percibo un aire nuevo que me envuelve de incertidumbre... Es difícil acostumbrarse a un nuevo mirar, pero sé que es el mejor momento para hacerlo. Nada está mal, sólo que no es como yo quisiera.

Ambar

Y así fue como Ambar comprendió, después de ese encuentro y de muchas cuadras recorridas, que la vida pasaba sin prestarle atención a los caprichos, que jugar no era algo que pudiera hacer sin límites, que lograr apreciar lo que uno tenía a su alrededor era una bendición, y que si era suficientemente madura para enamorarse y entregarle lo mejor de sí a otra persona, también lo era para cuidarse sola. Sólo le faltaba entender por qué había sido él, justo él, el que tuvo que enseñarle y hacerle sentir tanto... El único, que en su vida, había amado.
No pudo dejar de sentir tristeza por mucho tiempo; días infinitos en los que ocupaba su tiempo recordando su cara apoyada en la almohada, su espalda tan grande y tan firme en sus labios, su voz llamándola y sus brazos recorriendo con suavidad su vientre. Hasta ese momento, jamás había sentido un vacío tan aterrador, tan inmenso en sí.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Abrazada al razonar que apuñala los límites de la pasión.

lunes, 12 de marzo de 2012

Carta que envió María

"He pasado tres días extraños: el mar, la playa, los caminos me fueron trayendo recuerdos de otros tiempos. No sólo imágenes: también voces, gritos y largos silencios de otros días. Es curioso, pero vivir consiste en construir recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza.
El mar está ahí, permanente y rabioso. Mi llanto de entonces, inútil; también inútiles mis esperas en la playa solitaria, mirando tenazmente el mar... ¿Has adivinado y pintado este recuerdo mío, o has pintado el recuerdo de muchos seres como vos y yo?
Pero ahora tu figura se interpone: estás entre el mar y yo. Mis ojos encuentran tus ojos. Estás quieto y un poco desconsolado, me mirás como pidiendo ayuda."

Ernesto Sabato